Cuando estudié comercio y marketing
me enseñaron que una Caja de Ahorro era una instituciones
de patronato oficial o privado, exentas de lucro, regidas por Juntas o Consejos
de actuación gratuita y dedicadas a la administración de depósitos de ahorro de
primer grado, con el propósito de invertir los productos, si los tuvieran,
después de descontados los gastos generales, en constituir reservas, sanear el
activo, estimular a los imponentes, y realizar obras sociales y benéficas.
En
el boom de la construcción todas las cajas competían por acaparar el mayor
número de clientes de hipotecas para “ofrecerlas con intereses bajos dado su
espíritu social y benéfico”. Falso. Al explotar la burbuja inmobiliaria nos
dimos cuenta de que todos nuestros ahorros en lugar de constituir reservas se
dedicaron a engordar mas la burbuja. A ofrecer, mediante argumentos “confusos”,
“Participaciones Preferentes” que eran según vendían: “acciones que
comprabas por un valor determinado, cobrabas la rentabilidad pactada
año tras año y, si querias recuperar tu dinero, sólo tenias que ponerlas a
la venta y en menos de 48 horas lo tienes de vuelta. Todo ventajas”. Y en pagar
sueldos millonarios cuando los regidores no cobraban, en principio, sueldo
alguno.
En plena crisis la mayoría de
cajas se fusionaron para crear Bancos y dejar el espíritu social y benéfico
oficialmente a un lado. A los directores que no hicieron buena gestión fueron
despedidos pagándoles sumas millonarias. Yo creo que se le pagaban ciertas
cantidades para, presuntamente, evitar que ciertas actuaciones salgan a la luz
pública. Ya que si en tu trabajo no realizas una buena gestión te vas con 20 días
por año trabajado a casita.
Una vez fusionadas las Cajas y
recalificadas a Bancos llegaron los fichajes estrella. El más conocido Rodrigo
Rato, ex ministro de economía de Aznar, Director del FMI, consejero del Banco
de inversiones de Lazard, Consejero Internacional del Banco Santander hasta que
ocupara la dirección de Caja Madrid para preparar la fusión y reconversión a Bankia
y ser el director de la misma.
Con su llegada todo eran halagos
y fiestas. Con la llegada de este gran Ministro de Economía todo iba a ir
viento en popa. Viento que se convirtió en tormenta cuando apareció en prensa
su dimisión y declarando que "Bankia es una entidad con un nivel de
solvencia muy alto, además con una muy robusta situación de liquidez y con una
plantilla de profesionales espléndida que sirve a 10 millones de clientes y a
los 400.000 accionistas". Todo muy esperanzador hasta que apareció que
“La auditoría ha presentado una discrepancia por una
sobrevaloración en las cuentas del Banco que recibió en 2010 un préstamo del
Estado aún no devuelto por valor de 4.500 millones de euros.” Esto provocó
que el “Gran Banco de Rato” se hundiera en la Bolsa perdiendo mas del 50% de su
valor.
Las Cajas, sin
ánimo de lucro, eran gestionadas por políticos para preservar dicho ánimo y se
han convertido en el gran sumidero de los ahorros de los ciudadanos.
Está claro que
mezclar políticos y bancos es un experimento tan peligroso como mezclar
bicarbonato con refresco de cola, no sabes por donde explotará.
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